lunes, 25 de marzo de 2013

Así es la maternidad, es ahora y será para siempre.

Seis meses intensos, quizá los mas intensos, con las mas variadas emociones conviviendo bajo el mismo techo, y el amor, redondo, haciéndolas crecer o desaparecer. Así es la maternidad, es ahora y será para siempre.

Ha habido momentos difíciles, sobre todo con la lactancia, la cual, curiosamente, es, hasta ahora, la cosa mas bonita que YO, como hembra, como mamífero, he vivido, vivo y viviré hasta que ambas lo deseemos.

La lactancia es placer, entrega, conexión, es animal, y, precisamente por eso, una imagina que va a ser coser y cantar, pero nada mas lejos de la realidad....los 3 o 4 primeros meses son adaptativos. Tú tienes que adaptarte a esa nueva faceta, tu cuerpo ha de doblegarse, la bajada de la leche, en mi caso un  exceso en la producción de leche y una bajada demasiado fuerte. Tu bebé tiene que adaptarse a ti y tú a él. Para ambas ha sido algo nuevo y hemos tenido que aprender.

Una vez instaurada, cuando ves sus ojos tras tu pecho, esa mirada que solo una madre puede contemplar, comprendes que toda esta gran obra de ingeniería que es la capacidad de alimentar a otros, es el regalo más bonito que puedes hacerle a tu hija y el más bonito que tu cuerpo puede hacerte a ti. Tu pecho se ha convertido en alimento, consuelo, vínculo, en oportunidad.

Otra cosa que me encanta de la maternidad, en realidad de Julia, es su sonrisa, eterna y desinteresada; amable y cómplice, la cual acompaña con toda su cara, y es que Julia cuando sonríe lo hace con boca, ojos y mejillas. Es una niña feliz, reflejo de una crianza respetuosa que deja madurar al bebé a su ritmo, sin imponer patrones de sueño antinaturales para la maduración de su cerebro. Sin rutinas adultas impuestas a un ser en proceso de crecimiento, sin adultocentrismo y con mucho apego y contacto piel con piel, o , lo que se ha llamado exterogestación.


Aunque no todo ha sido felicidad....La privación de sueño me ha pasado factura más de una vez y he sentido que mi cuerpo no me pertenecía y mi cerebro era incapaz de activar el botón de paciencia...por suerte, a los dos meses ya estaba lista para retomar mi amado yoga y he podido fluir en la mat. Inhalando profundo y exhalando lo que no necesitaba, domando mi cuerpo y mi mente para empezar y acabar el día con una sonrisa. Y sino, siempre te puedes dibujar una carita sonriente que te recuerde lo afortunada que eres y que, no dormir, que no se duerma; que tenga el día torcido o que, probablemente, lo tengas tú; es solo una parte mas de la maternidad que para nada la define. Sonríe!!

Así han sido estos 6 meses: intensos

Se despide una mamigochi redonda de amor