domingo, 23 de septiembre de 2012

La explosión: El parto y nacimiento



Somos mamíferos, somos animales, estamos preparados biológicamente para el alumbramiento.  Pero precisamente esa "superioridad" que nos da el bipedismo y nuestro cerebro más desarrollado,  hace que nuestros partos, al contrario que en el resto de animales, sean más dolorosos por lo estrecha de nuestra pelvis y el gran tamaño de la cabeza de nuestros bebés. También hace que nuestros bebés nazcan tremendamente indefensos y su primer año de vida dependan totalmente de sus padres, lo que significa brazos y más brazos, estar en constante contacto con sus progenitores y ser protegidos de cualquier cosa que pueda amenazar esa sensación de paz tan necesaria para su desarrollo como seres independientes y seguros. Y una vez dicho esto, comencemos con ese mágico día en el que ella iluminó nuestra vida.

5:00 El despertador natural de Julia.

La noche anterior el cielo estaba tremendamente enfurecido, la lluvia no paraba de caer y los truenos no cesaban. Pero fue un trueno en concreto, a eso de las 5 de la mañana el que despertó a Julia. Empecé a tener dolores de regla y parecían más constantes que los que había tenido los días anteriores, pero al poco volvieron a desaparecer, o tal vez no, el caso es que Sergio y yo nos levantamos porque la tormenta nos había puesto en pie.
Como buena maruja que soy, y porque teníamos una cita en el hospital que acaban durando tres horas, me dediqué a limpiar y a preparar canelones para dejar la comida lista.

10:30 La revisión semanal.

A las 10:30 ya estábamos en el hospital para mi revisión semanal y parece que tenía contracciones algo más constantes. De 11:00 a 13:30 estuve en una sala de espera repleta de gente teniendo contracciones cada 6, 5 minutos y luego cada 3. Lo que me preocupaba es que si había empezado el parto prefería irme a casa a dilatar y  volver cuando el parto estuviera bastante avanzado ya que tenía un montón de herramientas para usar que me ayudarían en el proceso. Les dijimos que si no iba a entrar ya que me iba a ir para casa porque parece que tenía contracciones regulares, así que me monitorizaron y explorarón y, SORPRESA; ya estaba de 4 cm. Que bien, no me lo podía creer, ya he hecho un buen camino, Julia estará con nosotros en unas horas. Las primeras lágrimas brotaron de mis ojos como la lluvia que había despertado a Julita, definitivamente es una mujer de agua.

14:00 Delivery Room.

A las 14:00 ya estábamos en nuestra delivery room al estilo inglés. Una habitación con silla de parto, cama reclinable, pelota de pilates...Sergio y yo, acompañados de nuestra matrona, ayudaríamos a Julia a venir al mundo.

Lo primero que hice es enseñarle mi plan de parto a la matrona donde quedaba más que claro que lo que buscaba era un parto respetado y lo más fisiológico posible.

Las contracciones empezaron a ser más fuertes, recordé que en ese momento tenía que dejarme ir, la oxitocina es nuestra mayor aliada, nuestra droga natural para afrontar el parto.
Con cada contracción inhalaba fuerte y dejaba mi útero relajado, expulsando el aire por la boca, era como dejarme ir...y funcionaba. Sergio no dejaba de masajear mis riñones y se adaptaba perfectamente a cada cambio, cada contracción. Pase de una silla a una pelota de dilatación, hasta que empezaron a ser más y más fuerte, era el momento de que el poder del agua caliente hiciera su trabajo. Me metí en la ducha y deje que el agua  resbalara sobre mi útero y mis riñones, que placer. No sé cuanto tiempo estuve pero sé que le dije a Sergio, "menuda factura les va a venir del agua".

Llegó un momento en el que ya no podía mantenerme de píe en cada contracción así que decidí salirme de la ducha e intentar volver a la pelota, era imposible, un dolor insoportable sacudía todo mi cuerpo y no era capaz de manejar mi respiración. Había leído tanto acerca del proceso de parto que sabía que hay un momento entre los 7 y los 10 cm donde muchas mujeres sienten que no pueden más con ese dolor, es el último camino para empezar la expulsión y pensaba que no iba a tener tanta suerte de estar ya en ese punto. Apenas llevaba dos horas...imposible haber llegado ya.

A cuatro patas, apoyada en la pelota de pilates empecé a sentir que a lo mejor no era capaz de manejar el dolor, necesitaba saber cuánto más quedaba para empezar a pensar en otras opciones. Les pedí que me explorarán, si quedaba mucho no iba a poder... Ya estaba de 9 cm, no me lo podía creer, Julia ya está aquí.

Me preguntaron si quería que rompieran la bolsa, algo que yo había puesto en mi plan de parto como una practica a no realizar, pero estando tan cerca de la expulsión sabía que una vez rota el proceso empezaría ya, así que accedí. A las 16:30 ya estaba preparada para empujar.

16:30 El último empujón.

Para mi esta fue la fase más difícil de todas, y eso que pensaba que resultaría la más fácil, pero estuve una hora empujando antes de que naciera Julita. Su cabeza asomaba, pero volvía para dentro...la matrona no me metía prisa, pero me dijo que podía necesitar una pequeña episiotomía si no quería desgarrarme,  le dije que si era necesario mejor hacerla.

Yo seguía empujando y nada, de cuatro patas pasé a estar de lado. Con cada contracción pensaba en mi útero trasportando a Julia, lo visualizaba y no había manera.
Hasta que no pude tocar su cabecita, y miré que llevaba ya casi una hora empujando, no di el empujón definitivo, la cabecita de Julia estaba fuera. Ella abrió los ojos y sacó la lengua.
Otra contracción, otro empujón y estaría con nosotros. Y así fue, la oí, la cogí de entre mis piernas y la puse sobre mi pecho desnudo, no podía ser más feliz, era ella, nuestra pequeña Julia. Preciosa, pequeñita y suave.

Ya no me importaba nada, ni la pequeña episiotomía, ni la hora empujando, ni un agujero en el espacio, eramos nosotros, los tres juntos, sintiendo el amor en cada poro de nuestra piel, amor es su nombre.

A los 10 minutos Julia ya estaba mamando, creo que se tiró una hora antes de volver a quedarse dormida. Se enganchó de forma natural y la oxitocina volvió a hacer de las suyas...estábamos conectadas, drogadas y me sentía algo más eterna.

El parto fue genial, tal como lo había planeado (menos por la episiotomía), en tres horas y media tenía a Julita conmigo, sin epidural, sin anestesias, sólo ella y yo trabajando, dejándonos llevar por nuestros instintos animales.

Llevaba nuevo meses preparándome para este día, sin duda la mejor manera de enfrentarse a algo es el conocimiento, conocer tus opciones, tu cuerpo, qué es necesario y qué no lo es, por qué la instrumentalización y medicalización de los partos no ayuda a la madre ni al bebé y que, en definitiva, estamos preparadas para parir y podemos hacerlo si nos dejan, sin presiones y como nosotras queramos. Es nuestro cuerpo y el momento más feliz de nuestra vida como para que lo estropeen malas prácticas.

Se despide una mamigochi con ojeras.

sábado, 21 de julio de 2012

El secreto de la inmortalidad

Tenía varias entradas preparadas sobre los cuidados que estoy siguiendo durante el embarazo, el colecho, la lactancia a demanda...pero de todo ésto lo podéis leer, y de manos más expertas, en muchos de los magníficos blogs sobre "crianza natural", crianza respetuosa, que hay.
Así que he decidido dejar que mis dedos bailen a su ritmo y mi cuerpo gire al compás que ella marque, "como deseéis princesa"

Una carligochada

Todo empezó hace algo ya más de siete meses. Al principio sientes que no sientes, pero con tu primer salto, tu primera patada todo cambia, empiezas a conectar con una parte de tu cuerpo que antes no estaba allí y que ahora habita la suite principal. Ese pequeño ser que va construyendo su nido con cada ramita que tú le brindas.

Te siento con cada respiración, cierro los ojos e inhalo profundamente. Noto como mi vientre empieza a moverse, como si esa bocanada de oxigeno fuese un interruptor.
Pongo mi mano en mi estómago y empieza a elevarse, lo que creo que es tu cabeza se ha posado bajo mi palma, conectamos aún más.

Por las noches decides hacer de mi vientre tu sala de juegos...saltas, nadas, respiras, tocas y me sientes igual que yo te siento. Cuando me despierto y giro la cabeza veo allí a tu padre, siento que no existe en el mundo nada más hermoso, entonces pienso en ti, en papá y tú compartiendo un sueño. Me recreo en mi mente y  comprendo el auténtico significado de la palabra amor. La felicidad está aquí y ahora, no se puede medir, no se puede atrapar, pero brota de mi vientre e invade toda la habitación.

Hay miedos, incertidumbre, pero mi instinto animal me ha estado preparando para este momento desde el momento en que yo fui esa persona que habitaba el vientre de otra Julia.

Ahora que tú formas parte de nosotros me siento más cerca de la inmortalidad, creo que éste es el secreto de la eternidad.

Se despide una carligochi enamorada de vosotros, patatagochi y patagochi. No hay dos sin tres.

domingo, 8 de abril de 2012

El trabajo más importante del mundo.

Cuando sabes que vas a ser madre (padre) empiezan a invadirte un montón de sentimientos, ideas, preguntas que antes no formaban parte de tu día a día y que ahora te acompañarán toda tu vida, puede que algunas desaparezcan en el momento en que sostengas por primera vez a esa personita que ha estado creciendo dentro de ti, pero muchas de ellas nunca se irán.... "¿Qué es lo mejor para mi hij@?, ¿Soy, seré, un buen padre/madre?, ¿cómo debo educarlo?..."  Y aquí es cuando aparecen un montón de "expertos" diciendo cómo debes actuar en cada momento. Estos pueden ser "expertos cotidianos" o famosos escritores con bestseller tras sus espaldas, pero, ¿hasta que punto podemos confiar en estos consejos que tantas veces nos parecen inhumanos?

Siguiendo las preguntas que mi inquieto cerebro de premamá me hacía di con el libro "Bésame Mucho: como criar a tus hijos con amor" de Carlos Gonzalez, experimentado pediatra que defiende el sentido común como el mejor método para guiarnos en esa importante tarea que es el cuidado y educación de nuestros hijos. Carlos está en contra de teorías que propugnan una educación rígida o conductista, como el famosísimo Método del Doctor Estivill, entre otras. Básicamente lo que defiende es una educación de los hijos basada en el amor, el respeto y la libertad.  No son nuestros súbditos, a los cuales hay que domar y doblegar.
Tira por tierra muchos de los actuales "estándares de la educación del bebé", los cuales encontramos en procesos dictatoriales donde se buscaba crear a ciudadanos obedientes... Pero no creáis que es un manual de lo que debes hacer, para nada, es un libro de sentido común escrito por un pediatra con una dilatada carrera como tal.

A mi lo que más me ha sorprendido siempre de libros como el de Estivill es las cualidades que se le atribuyen a un bebé de tan sólo tres meses como son el chantaje emocional, ¿de verdad creemos que un bebé sabe manejar sus emociones con tal control que pueda doblegar a sus padres mediante un llanto planeado y premeditado?, ¿pero qué clase de personas traemos al mundo?, ¿nacemos ya con esas nociones?, entonces, ¿somos "malvados", "egoístas", "planificadores" y "controladores", por naturaleza? Me parece que vemos en esos seres inocentes, que lo único que quieren es sobrevivir, y es el único instinto que poseen en ese momento, nuestras propias debilidades y perversiones del ser adulto.

Pero para apoyar lo que Carlos Gonzalez dice, o olvidarnos de una vez por todas del "duérmete niño" y de lo sádico que resulta dejar llorar a nuestros hijos, he encontrado el capítulo de Redes 447: “El cerebro del bebé”, donde Punset entrevista a Sue Gerhardt, una psicoterapeuta y psicoanalítica británica que ha dedicado toda su vida profesional al estudio de los bebés y como la influencia del afecto en el desarrollo emocional de los más pequeños tiene efectos en la vida adulta.

Gerhardt ha encontrado evidencias de que el cerebro de los bebés se desarrolla de manera diferente en los primeros meses de vida dependiendo de la cantidad y el tipo de atención que reciben en ese momento, lo cual repercutirá en su vida adulta. Nos dice:

 "(...)ciertamente, desde el momento del nacimiento hasta los dos o tres años, se desarrollan muchos sistemas importantísimos en el cerebro, especialmente los que utilizamos para gestionar nuestra vida emocional: la respuesta al estrés, por ejemplo. Los diferentes circuitos bioquímicos cerebrales en el cerebro superior, concretamente en la región orbitaria frontal, se empiezan a desarrollar en ese."

Y, ¿qué repercusión tiene esta falta de atención? Para Gerhardt: 

"Lo importante es que el bebé no se estrese demasiado. Si no lo hace, sea cual sea la manera en la que sus padres le cuiden, le irá bien. Pero el problema es que si este proceso persiste durante demasiado tiempo, o se cronifica durante semanas o meses, puede tener efectos muy perjudiciales, especialmente para los bebés. Algo que creo que debo explicar es que los bebés no pueden gestionar un estrés excesivo."

Vale, eso parece lógico, pero qué estresa a un bebé, a nosotros el trabajo, la economía, nuestras relaciones sociales....pero a ellos.

"(...)para un bebé estar lejos de su cuidador durante demasiado tiempo es muy estresante, ¡porque le va en ello la supervivencia! Un bebé no sabe si sobrevivirá o no: necesita a alguien que le cuide."

¡¡Ajá!! Eso de dejarle que llore hasta que se acostumbre a dormir sólo, sería una de las formas más efectivas si lo que queremos es estresar a nuestro bebé, pero como ésta muchas otras que propugnan "la doma de la cría", la cual se nos presenta como retadora, controladora y manipuladora.

Yo me quedo con lo siguiente:

"(...)el tacto está resultando muy importante para el desarrollo. Así que hay que sostener en brazos al bebé, llevarlo a los sitios, tocarlo. todo lo que genere placer, de hecho; porque las pruebas parecen demostrar que las sustancias bioquímicas relacionadas con el placer y con todo lo que genera placer realmente ayudan a que se desarrollen las funciones superiores del cerebro. Por tanto, mantener el contacto visual, sonreír, jugar, y divertirse con el bebé… Tener en brazos al bebé, tocarlo, masajearlo. todas estas cosas ayudan mucho, no solamente porque quizá formen parte de la gestión del estrés, sino también porque ayudan a la región orbitaria frontal del cerebro.
Para algunas enfermedades mentales, como los trastornos de la personalidad (y ahora hablo como psicoterapeuta que trabaja con adultos que padecen algún trastorno o se sienten infelices) la investigación actual demuestra que, en los trastornos de la personalidad, concretamente, todo apunta nuevamente a la primera infancia. Hay una enfermedad llamada trastorno límite de la personalidad. "


No dejes que tu bebé llore, no le limpia los pulmones, no llora porque si, nadie llora sin razón, no lo hace para ponerte a prueba, sólo necesita saber que estás ahí, necesita sentir tu piel, olerte y saber que va a sobrevivir porque tú no le vas a dejar. No le malcrias...¿qué es mal criar?, ¿criar mal?, ¿por qué dormir con tu bebé, darle el pecho a demanda, cogerlo en brazos cuando llore, no gritarle, amenazarle o castigarle, es criar mal?, no lo entiendo...y  no hay ninguna evidencia científica de que si haces esto acabe siendo un "pequeño delincuente" y sometiéndote a sus más "perversos deseos de infante".

Much@s diréis, "eso lo dices ahora, pero ya veremos cuando acabes siendo una esclava de tu bebé...", y se equivocan porque para mi la decisión de tener un hijo ha de tomarse teniendo en cuenta todo el "esfuerzo físico" y económico que va a suponer. Y sabiendo que muchas veces es mejor renunciar a ciertas cosas (como un sueldo más en casa) a favor del cuidado constante de esa criatura en sus primeros años, por lo menos hasta que las políticas relacionadas con la maternidad cambien y se entienda que éste es uno de los trabajos más importantes del mundo porque de él depende el futuro de todos.

Se despide una carligochi premamá que supongo tendrá muchos detractores :P